El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva rompió
el silencio que mantuvo antes de la segunda vuelta de las elecciones
presidenciales de Brasil y sugirió la unión de los demócratas en torno a
Fernando Haddad, quien confió en una remontada frente al ultraderechista Jair
Bolsonaro.
Desde la celda en Curitiba en la que cumple una
condena de 12 años por corrupción, Lula mandó una carta para pedir el voto
a su sucesor en la disputa electoral a fin de frenar el "fascismo",
en alusión a Bolsonaro, y garantizar la "supervivencia del pacto
democrático".
"No podemos dejar que la desesperación lleve a
Brasil en la dirección de una aventura fascista, como ya vimos suceder en otros
países a lo largo de la historia", afirmó el ex mandatario (2003-2010).
El antiguo líder sindical se ha mantenido en un
segundo plano durante la campaña para la segunda vuelta y le ha cedido el
protagonismo a su pupilo, quien asumió la candidatura del Partido de los
Trabajadores (PT) el pasado 11 de septiembre después de que la justicia
electoral le inhabilitara políticamente.
A pesar del respaldo de Lula, Haddad no ha
conseguido acortar la distancia de más de diez puntos porcentuales que le
separa del ultraderechista y, según los sondeos, perderá las elecciones del
próximo domingo frente a Bolsonaro.
Pero el abanderado del PT instó este
miércoles a sus seguidores a mantener la "esperanza" de cara a los
comicios del domingo en un encuentro bautizado como el "acto de la
remontada".
"La elección podía estar decidida hasta ayer.
Hoy es probable y él va a descubrir que mañana de probable será posible",
afirmó el ex ministro de Educación en un encuentro celebrado en San Pablo.
Haddad volvió a acusar a Bolsonaro de "huir de
los debates", reiteró la "amenaza" que a su juicio el militar
representa para las instituciones y cargó contra el mercado financiero.
"El tal mercado está nervioso, la bolsa hasta
cayó porque especulan con el patrimonio público", agregó.
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