Fuente : Infobae
El mundo cambió con la aparición de un nuevo
patógeno, el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2, SARS-CoV-2. En
la actualidad, mientras se rastrea la posibilidad de obtener una vacuna y la
inflamación excesiva asociada con su versión más grave puede provocar
insuficiencia respiratoria, shock séptico y, en última instancia, la muerte, la
mayoría de las personas parecen verse afectadas con menor gravedad y permanecen
asintomáticas o desarrollan solo síntomas leves.
Es fundamental determinar si las personas con formas
más leves de COVID-19 desarrollan una inmunidad sólida. Actualmente se están
realizando esfuerzos globales para mapear los determinantes de la protección
inmunológica. Datos recientes han demostrado que la infección genera una
protección casi completa contra la reexposición en macacos rhesus, y, de manera
similar, hay evidencia limitada de reinfección en humanos. Por lo tanto, los
trabajos para definir las mecanismos que subyacen a estas observaciones y
evaluar la durabilidad de las respuestas inmunitarias protectoras provocadas
por la infección primaria han empezado a tomar vuelo.
Los casos leves de la enfermedad por coronavirus
pueden desencadenar respuestas sólidas de las células T de memoria, incluso en
ausencia de respuestas detectables de anticuerpos específicos del virus,
informa un cuantioso grupo de profesionales del Centro para Medicina Infecciosa
del Departamento de Medicina Huddinge, Karolinska Institutet, Estocolmo, Suecia
en su estudio. Los autores dicen que las respuestas de las células T de memoria
generadas por la exposición natural o la infección con el síndrome respiratorio
agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), el virus que causa el COVID-19, pueden
ser un componente inmunológico importante para prevenir episodios recurrentes
de enfermedad grave.
Con T de éxito
Hasta la fecha, existe evidencia limitada de
reinfección en humanos con COVID-19 previamente documentado. La mayoría de los
estudios de protección inmunológica contra el SARS-CoV-2 en personas se han
centrado en la inducción de anticuerpos neutralizantes. Pero las respuestas de
estos tienden a disminuir y no son detectables en todos los pacientes,
especialmente en aquellos con formas menos graves de COVID-19. La investigación
en ratones ha demostrado que las respuestas de las células T de memoria
inducidas por la vacuna, que pueden persistir durante muchos años, protegen
contra el virus relacionado SARS-CoV-1, incluso en ausencia de anticuerpos
detectables. Hasta ahora, no estaba claro cómo las respuestas de células T
específicas del SARS-CoV-2 se relacionan con las respuestas de anticuerpos o
con el curso clínico de COVID-19 en humanos.
Para abordar esta brecha en el conocimiento, Buggert
y sus colaboradores evaluaron las respuestas de anticuerpos y células T
específicas del SARS-CoV-2 en más de 200 personas de Suecia en todo el espectro
de exposición, infección y enfermedad. Durante la fase aguda de la infección,
las respuestas de las células T se asociaron con varios marcadores clínicos de
gravedad de la enfermedad. Después de la recuperación de COVID-19, se
detectaron respuestas de células T de memoria específicas de SARS-CoV-2. Las
más fuertes estuvieron presentes en individuos que se recuperaron de COVID-19
grave. Mientras tanto, se observaron respuestas de células T progresivamente
más bajas en individuos que se recuperaron de COVID-19 muy leve y miembros de
la familia expuestos al virus.
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