Los cacerolazos se
repitieron este fin de semana por segundo día consecutivo en algunos barrios de Lima
para protestar contra el juicio político que la oposición peruana ha abierto en
el Congreso para destituir al presidente Martín Vizcarra en plena pandemia del
COVID-19.
Convocados
espontáneamente a través de redes sociales, los peruanos volvieron a
manifestarse golpeando sus cacerolas desde las ventanas y balcones de sus
viviendas a las 20 horas, igual que hicieron el viernes cuando el Congreso
abrió el juicio político a Vizcarra.
Esta sonora
protesta se ha vuelto para los peruanos la forma idónea de expresar su
descontento ante la crisis política que sacude al país sin violar las normas de
distanciamiento social establecidas para prevenir más contagios de coronavirus,
que ha causado en el país más de 700.000 contagios y más de 30.000 muertos.
En casi tres años
de mandato, Vizcarra ha gozado del respaldo popular, especialmente cuando se ha
enfrentado al Congreso, reacio siempre a sacar adelante las reformas
anticorrupción del mandatario. El momento álgido lo tuvo el año pasado cuando
disolvió constitucionalmente el Congreso para que el pueblo eligiese a uno
nuevo, pero esto dio como resultado un hemiciclo que ahora lo quiere destituir.
De prosperar la
moción para destituir a Vizcarra, Perú se quedaría sin presidente electo por
voto popular a siete meses de las elecciones generales, pues el poder ejecutivo
recaería de manera interina en el presidente del Congreso, el opositor Manuel
Merino.
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