La molécula que
denomina al alcohol se llama ‘etanol’ y es una sustancia tóxica. En la
composición de las bebidas alcohólicas está el etanol en forma natural o
adquirida, y su concentración es igual o superior al 1% de su volumen. Según la
RAE, ‘tóxico’ es toda sustancia o preparado que, en pequeñas dosis, produce la
muerte o efectos agudos o crónicos, por inhalación, ingestión, o penetración en
la piel. “Es un líquido transparente e incoloro y el principal ingrediente de bebidas
alcohólicas como la cerveza, el vino o el brandi.
Como se disuelve fácilmente
en agua y otros compuestos orgánicos, también es un ingrediente de cosméticos,
colonias, pinturas, barnices y combustibles. ¿Puede ser saludable algo que se
usa sobre todo como disolvente, desinfectante, y combustible?”, alerta en una
entrevista con Infosalus el médico eCarlos Casabona.
Este especialista
español ha publicado junto al dietista-nutricionista Julio Basulto ‘Beber sin
sed’ (Paidós), una guía sobre todas las bebidas habidas y por haber, y que
suelen formar parte de nuestro día a día. Un capítulo de su libro está dedicado
a las bebidas alcohólicas, sobre las que llaman la atención que muchas veces
las tomamos sin tener sed, gracias a esa ‘cultura de la bebida’ actual que en
su opinión “tanto nos perjudica”.
Casabona recalca
que son “claras, lógicas y fáciles de comprender” las razones por las que el
alcohol es malísimo para nuestra salud; señalando que fundamentalmente éstas se
derivan de su composición química:
1.- Es neurotóxico
(afecta a las neuronas): El alcohol afecta, en pocos segundos tras su
ingestión, a la capacidad de razonamiento cada vez que se bebe, aunque sea poca
cantidad. No existe una dosis de consumo segura, aunque la publicidad afirme
que disfrutemos de un consumo responsable. Así pues, daña, sin duda a las
neuronas, lo que provoca un daño permanente a la memoria, a la capacidad de
razonamiento y a la forma en la que nos comportamos.
2.- Es adictivo, es
decir, que su ingesta habitual puede condicionar una necesidad física de su
consumo de manera diaria, de tal manera que se convierte en un hábito insano
del que sea muy difícil salir sin ayuda.
3.- Es
teratogénico: Afecta al feto y puede provocar malformaciones graves y
trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF). Hasta 40.000 bebes nacen con
un TEAF cada año en los Estados Unidos. Estos trastornos son de por vida, y sus
efectos pueden resultar en problemas graves de orden físico y mental.
4.- Es cancerígeno:
Su consumo se ha relacionado con cáncer de boca, faringe, de laringe, de
esófago, de mama en mujeres, de hígado y de intestino.
5.- Está implicado
en millones de muertes en el mundo por accidentes de tráfico, suicidios,
agresiones mortales, etc.
6.- Provoca
problemas emocionales y laborales en los individuos, en sus familias, en el
conjunto de la sociedad y tiene elevados costes económicos y medioambientales.
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